Nuestra espiritualidad
Siendo Mª. Teresa Dupouy, Religiosa del Sagrado Corazón a cuya Congregación perteneció siempre, tomó en serio el Amor de Cristo visto desde la Eucaristía: "ME AMÓ Y SE ENTREGÓ" (Jn. 13, 1) y seducida por Él, Dios le fue formando un corazón y una personalidad que le llevó, casi sin darse cuenta, a vivir el espíritu del JUEVES SANTO: espíritu eucarístico, sacerdotal y misionero; don que Mª. Teresa Dupouy recibió del Espíritu y que nos transmitió como síntesis de nuestro carisma fundacional.
Aquí nace la fuente vital de nuestra espiritualidad carismática que brota del AMOR del Corazón de Jesús manifestado en la Eucaristía.
HOY, las Misioneras, acogemos este don del Espíritu Santo siguiendo a Jesucristo para configurarnos con Él: AMOR - DONACIÓN. Al contemplarle aprendemos de sus gestos y actitudes cómo ser testigos de su AMOR llevado "hasta el extremo".
"La mayor prueba del amor de Jesús, nos dice Mª. Teresa no fue su muerte en la cruz, Él podía darnos más que su vida…
La mayor locura del amor del Hombre Dios fue la incomprensible e inexplicable locura del don eucarístico…Este ideal de los dones llevados hasta los límites del Poder del Todopoderoso, fue la prueba soberana del Amor divino…¡la última palabra del Todopoderoso Amor! ¡Los amó hasta el fin!
Y este modelo de amor quiere el Señor que lo reproduzcamos en nosotras…" (XV,91)
- Estamos fundamentadas en Jesús Eucaristía, en el amor infinito de Jesucristo, entregado hasta el extremo.
- Somos mujeres en búsqueda de Dios a través de una intensa vida espiritual, dejándonos sorprender por el Amor de DIOS. La Eucaristía, la Palabra de Dios y la oración, son nuestro alimento diario, nuestra fuerza y sostén.
- Sentimos el desafío de vivir como Jesús vivió: conociendo más íntimamente a Cristo, amando más ardientemente y configurándonos más perfectamente a Cristo.
- La Eucaristía es el centro de nuestra vida.
- Cada vez que la Misionera participa en la Eucaristía, aprende de Cristo a asumir los riesgos de un amor incondicional que se hace servicio continuo por promover por la oración y la acción, "obreros evangélicos" que lo hagan conocer y amar.
- La Eucaristía nos impulsa, con verdadera "pasión eucarística", a ser la esposa que acompaña al esposo donde Él la necesita.
- Vivimos y comunicamos el amor del Corazón de Jesús manifestado en la Eucaristía, para que Él sea conocido y amado a través de nuestra misión por la extensión del Reino y el fomento de las vocaciones.
- María es nuestra Madre, Protectora y Modelo. Ella nos enseña a cumplir la voluntad de Dios y a unirnos en la ofrenda de Jesús al Padre para que venga el Reino de Dios, por la Iglesia, los sacerdotes y las misiones.
Nuestro estilo de vida
- Es sobrio y sencillo.
- La caridad exquisita y la alegría son nuestro distintivo.
- Por nuestra vocación estamos llamadas a unir la vida contemplativa y activa. "En la oración admiramos a Jesús y en la acción lo irradiamos".
- Nuestra mayor ocupación es contemplar, estudiar y conocer a fondo las disposiciones interiores de Jesucristo para unirnos y conformarnos con ellas. "El Señor quiere en nuestra vida sobreabundancia de oración".
- El AMOR es el móvil de todos nuestros actos.
- Entrega sin reservas. "El verdadero amor se prueba con el don completo de sí misma a los intereses de Dios y de los hombres".
- Estamos abiertas a compartir, con las personas que lo deseen, los momentos de nuestra oración comunitaria, uniéndonos a la oración de la Iglesia y pidiendo por las vocaciones y las misiones.
"LA MIES ESTÁ MADURA Y CORRE EL RIESGO DE PERDERSE"
"HE VENIDO A TRAER FUEGO A LA TIERRA Y QUÉ DESEARÉ MÁS QUE ABRASARLA"