Nuestra PRESENTACIÓN
- Parte del Capítulo General de la Congregación del año 1992
- Fuerte apuesta por los Laicos
- Como objetivo principal, vivir el carisma de la Congregación y ofrecer una experiencia de fe, de Dios a los Laicos
- Se presenta un itinerario con los objetivos y medios.
Tenemos y vivimos un OBJETIVO GENERAL:
Ofrecer a los jóvenes, mediante el carisma de la Congregación, un proceso de adhesión a Jesucristo en Su Amor hasta el extremo. Hacerlo vida y llevarlo a todos los lugares y campos profesionales donde está la persona, encontrando y ayudando a encontrar la vocación específica de cada uno.
Seguimos un ITINERARIO que consiste en:
Tres fases:
- Iniciación
- Consolidación
- Maduración
Y seis areas:
- Personal
- Oración
- Formación:
- Teológico
- Espiritual
- Carisma
- Vocación
- Celebración
- Misión
- Grupo
- Congregación
Cuando comenzamos vemos que entre nosotros hay algo en común: - somos personas, solteras, con novias/os, casados con o sin niños, que cuando comenzamos a formar los grupos:
- Tenemos ya alguna experiencia de fe o con un deseo enorme por descubrirla.
- Estamos motivados a comenzar el proceso
- Somos cercanos a la Congregación, con interés por su carisma y su forma de vida
- Que empezamos y deseamos a aprender lo que es la disponibilidad para los encuentros y el trabajo en grupo.
Nuestro comienzo como grupo de LAMIS se caracteriza en sus comienzos porque vivimos el:
- Interés por las relaciones entre nosotros y con los otros grupos de LAMIS
- Interés por la Comunidad en la que nos reunimos
- Posibilitamos encuentros de conocimiento personal de los miembros del grupo, para ir compartiendo la vida personal.
Cuando nos consolidamos con nuestra vocación particular y específica, cuando hemos encontrado nuestro “lugar” en esta vida, nos damos cuenta que siempre ha estado Él, Dios. Él es quien nos llama a llevar este carisma, propiedad de todo el pueblo de Dios, allá donde quizás otros no pueden llegar. Sabemos que Él siempre es el que nos une, que nuestra amistad no se funda en el mero cariño y en que las “cosas” nos vayan bien. Somos conscientes y hemos experimentado que más fuerte que la diversidad es la unidad, siempre y cuando sea Dios quien nos convoca y nos dice “no hay nada más exigente que el amor”.